PRODUCTORES RURALES ASOCIADOS

Ing Agr Polan Lacki

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Artículo “VERSION RESUMIDA”

 

Productores rurales: Depongan el individualismo, acérquense a los extensionistas competentes y a los agricultores más eficientes, huyan de los intermediarios y de los políticos. Solucionen, ustedes mismos, sus problemas – Polan Lacki

Reiterados estudios señalan que, en promedio, los agricultores latino-americanos están recibiendo apenas el 15% de los precios que los consumidores pagan por los alimentos en los supermercados, carnicerías, verdulerías, fruterías y en los textiles de origen vegetal i/o animal. Del otro 85% se apropian los crecientes eslabones de las cadenas de intermediación, algunos necesarios pero otros prescindibles, abusivos y hasta parasitarios y finalmente los trasformadores.

El contenido de este artículo está fundamentado en la siguiente realidad que es cada vez más evidente e inocultable: de los endeudados, desfinanciados, burocratizados y politizados gobiernos latinoamericanos es muy poco o casi nada lo que los productores rurales pueden esperar. Consecuentemente solo les queda la alternativa realista de tomar en sus propias manos la solución de sus problemas de acceso a los insumos, de producción, de administración de las fincas, de incorporación de valor agregado y de comercialización de las cosechas, haciendo algo similar a lo que ya hicieron y siguen haciendo muchos productores rurales, a través de su propio, solidario/cooperativo y eficiente esfuerzo. En este artículo demuestro que proponer a los agricultores y ganaderos que, ellos mismos, asuman un eficiente protagonismo en la solución de sus problemas económicos “no es el fin del mundo”; porque ellos podrán hacerlo adoptando de manera gradual y correcta la mayoría de las diez medidas muy concretas que propongo a continuación:

Primera medida – Cambios radicales en las actitudes de los productores rurales, en el sentido de reemplazar la infructífera espera de ayudas paternalistas gubernamentales, por el eficiente e organizado protagonismo de los propios agricultores y ganaderos en la solución de sus problemas económicos. Porque la capacidad (operativo-institucional, financiera y política) de los desfinanciados gobiernos latinoamericanos para solucionar los problemas de todos los productores rurales por la vía del paternalismo es mínima, por no decir casi nula.

Segunda medida –  Es necesario, por no decir imprescindible, que los productores rurales aumenten los aún bajísimos rendimientos promedio latino-americanos, por hectárea y por animal, porque en el marco de la globalización de los mercados, los productores rurales no podrán sobrevivir económicamente.

Tercera medida – A efectos de que todos los productores rurales puedan empezar, inmediatamente, a incrementar estos bajísimos rendimientos recomiendo la siguiente y muy sencilla estrategia: Empezar la modernización/intensificación productiva introduciendo aquellas muchas innovaciones de bajo o cero costos, cuya adopción no requiere de recursos materiales ni financieros adicionales a aquellos que los productores rurales ya están utilizando (ya sean propios o de terceros). Con esta actitud realista y pragmática de hacer lo posible inmediatamente, en vez de seguir ilusionándose por improbables ayudas paternalistas gubernamentales, incluso los productores rurales más pobres podrán empezar a incrementar los rendimientos por unidad de tierra y de animal y por ende mejorar los ingresos familiares. Sin embargo, reconozco e insisto que deberán hacerlo por etapas, paso a paso; partiendo de lo posible para llegar a lo deseable.  

Cuarta medida – Reemplazar la cantidad por la productividad de los factores de producción.  Cultivar menos hectáreas de tierra bien fertilizada y criar una menor cantidad de animales bien alimentados para que ambos mejoren su productividad/rendimiento. Con tal propósito sugiero utilizar/mantener con fines productivos apenas la cantidad de animales que los ganaderos puedan alimentar adecuadamente, durante los 365 días del año.

Quinta medida – Reemplazar los añejos y equivocados monocultivos de granos, tubérculos o raíces, que producen apenas una o dos entradas de dinero al año. Recomiendo adoptar la diversificación productiva para obtener cosechas e ingresos familiares en varias épocas del año. Será conveniente diversificar la producción agrícola y, si posible, diferir/escalonar las fechas de las siembras. A través de la diversificación, además de los cultivos extensivos los agricultores podrán producir, aunque en pequeñas cantidades algunas especies de frutas y hortalizas, criar pequeños animales y algunas vacas lecheras con el doble objetivo de obtener frecuentes/permanentes producciones de alimentos para la familia y para los animales, además de tener entradas de dinero en distintas épocas del año. Los productores de vacunos, cabras y ovejas deberán, en primerísimo lugar, mejorar la productividad y la calidad nutricional de las praderas/forrajeras para volverse menos dependientes de la adquisición de raciones balanceadas industrializadas.

Sexta medida – Realizar, también en forma gradual, la denominada reconversión productiva, que consiste en reemplazar las especies tradicionalmente cultivadas por los agricultores pobres e adquiridas por los consumidores también pobres (mandioca/yuca, maíz, papas, camote/boniato, calabaza, arroz, frejol). En su lugar podrán producir especies/rubros que son adquiridos por los consumidores de poder adquisitivo más elevado: brócolis, alcachofas, tomates-cereza, melones y sandias, frutillas/fresas, piñas, anonáceas, higos, hortalizas orgánicas, pollos y huevos camperos.

Séptima medida – Reducir las lamentables (porque algunas son fácilmente evitables) pérdidas de granos, hortalizas y frutas, que ocurren antes, durante y después de la cosecha. En el caso de los granos, además de regular/calibrar correctamente la cosechadora para reducir las pérdidas durante la cosecha, los agricultores podrán evitar la incidencia de mico-toxinas y los elevados daños provocados por gorgojos y roedores. También podrán reducir las pérdidas de hortalizas y frutas que abundan en las épocas de cosechas y se pierden por no transformarlas en las muy apreciadas conservas artesanales tales como pulpas de frutas, de tomates y de otras hortalizas, jaleas, compotas, mermeladas; o las que se pierden por no deshidratar las frutas, exponiéndolas directamente al sol o utilizando secadores solares. Varias frutas secas/deshidratadas tienen excelente sabor, gran aceptación y elevados precios en los mercados; tales como: piñas, duraznos, ciruelas, mangos, higos, manzanas, papayas y peras.

Lo propuesto en estas siete medidas podría y debería ser ejecutado por los propios productores rurales, con mínimo o nulo apoyo material y financiero de sus gobiernos. Sin embargo, ellos no lo hacen porque las siguientes instituciones educativas no les proporcionaron los conocimientos ni las habilidades para que ellos quieran y sepan hacerlo de manera correcta: las facultades de educación/pedagogía y escuelas normales, las escuelas primarias/fundamentales rurales, las facultades de ciencias agrarias y los servicios de extensión agrícola.   En resumen, es en el interior de estas cuatro importantísimas pero muy deficientes instituciones educativas que están silenciosamente instaladas, las causas más profundas del subdesarrollo agrícola y rural de todos los países latinoamericanos, sin excepción.

Octava medida – Mejorar la presentación visual de las cosechas sometiéndolas a un sencillo “maquillaje” antes de comercializarlas. Como, por ejemplo: lavarlas, clasificarlas por tamaño, fraccionarlas y envasarlas. Utilizando la mano de obra familiar los agricultores podrán hacer un maquillaje tan elemental como el que realizan los supermercados antes de vender las frutas, las hortalizas, las raíces/tubérculos y los granos leguminosos.

Sin embargo, es necesario reconocer que la adopción de algunas de estas ocho medidas recién descritas requiere inversiones de costo más elevado, que cada pequeño agricultor no podrá realizarlas individualmente. Por este motivo será necesario que ellos adopten la novena y la décima medidas, ambas descritas a continuación.

Novena medida Adoptar la denominada integración vertical del negocio agrícola, en vez de dedicarse exclusivamente a la etapa de producción propiamente tal. Porque la única etapa del negocio agrícola a la cual la gran mayoría de los agricultores actualmente se dedica (aquella que va desde la siembra hasta la cosecha), es la que exige más trabajo, es la que está más expuesta/vulnerable a riesgos/incertidumbres de clima, plagas/enfermedades y de comercialización y es la menos rentable de todas. Por esta razón recomiendo que los productores rurales depongan el individualismo, se organicen en grupos cooperativos/solidarios para que puedan ampliar la escala de producción que les permita asumir la ejecución de algunas etapas más ricas /más redituables del negocio agrícola (aquellas que ocurren antes de la siembra y después de la cosecha); porque es especialmente en estas dos etapas, que los productores rurales podrán mejorar mucho más su rentabilidad.

Ejemplificando, los porcicultores podrán cultivar en sus propias fincas o en tierras arrendadas los ingredientes con los que son fabricadas las raciones balanceadas, en vez comprarlas de las grandes multinacionales que las fabrican.

 Décima/última medida – Deponer el individualismo que está destruyendo económicamente a los productores rurales, expulsándolos del campo y transformándolos en miserables de las periferias urbanas. Les conviene juntarse con sus vecinos a través de grupos solidarios para ampliar la escala de producción, para reducir/diluir los costos fijos en maquinaria e instalaciones, para incorporar valor agregado a las cosechas y para fortalecer el poder de negociación en la adquisición de los insumos y en la comercialización de las cosechas. Los siguientes tres ejemplos demuestran claramente que, en virtud del mencionado individualismo (que debería haber sido desestimulado en las actitudes de los niños cuando ellos frecuentaron las escuelas primarias/fundamentales rurales), los agricultores se convierten en los principales causantes de sus fracasos económicos:

Primer ejemplo – Ellos pagan precios innecesariamente elevados por los insumos porque los adquieren con alto valor agregado, siempre en forma individual, en minúsculas cantidades, del último eslabón de una larga cadena de intermediación y los adquieren en la peor época del año cuando todos acuden a comprar y los precios aumentan.

Segundo ejemplo – Cuando comercializan sus cosechas obtienen precios muy bajos porque hacen exactamente lo contrario de lo que hicieron al adquirir los insumos; porque venden sus cosechas   al primer intermediario que aparece en la finca, en pequeñas cantidades, sin incorporar valor agregado. Adicionalmente las venden en la peor época del año, cuando todos los productores rurales necesitan comercializarlas para poder liquidar sus deudas y los precios se deprimen.

Tercer ejemplo – Económicamente apenas se justifica poseer individualmente una moderna cosechadora de granos si el agricultor cultiva superficies superiores a 300 hectáreas. Desafortunadamente muchos productores rurales que cultivan 20 o 30 hectáreas, “estimulados” por simpáticos y convincentes vendedores se endeudan innecesariamente al adquirir una sofisticada cosechadora individual de altísimo costo, que la utilizan pocos días al año. Cometen esta incoherencia en vez de formar un grupo solidario y adquirir una buena cosechadora que proporcione servicios eficientes a todos los integrantes del grupo solidario.

Y para concluir, un ofrecimiento y una solicitud. Las personas que luego de analizar críticamente este mensaje  deseen recibir otros artículos de mi autoría, todos  gratuitos vía-email, podrán contactarme a través del siguiente E-mail Polan.Lacki@onda.com.br

Solicito la siguiente colaboración de todos ustedes: reenviar este artículo a sus contactos relacionados con el agro para que ellos lo adapten a sus propias realidades. Saludos Ing Agr Polan Lacki